Con el pasar
del tiempo los recuerdos se nos van olvidando, no recordamos, pero, una vez,
fuimos ángeles y a la tierra Dios nos envió como semilla de amor. Dios nos
quitó nuestras alas y nos dio la responsabilidad de todo lo que ocurre en la
tierra, como ya sabemos, la tristeza, la violencia, la miseria y el dolor
permanecen allí en el día a día que vivimos, solo nosotros que somos ángeles
terrestres, con nuestra lucha por la verdad y la justicia para que cada quien
obtenga lo que se merece, podemos hacer de este mundo que con la avaricia, las
guerras y las peleas entre hermanos se está convirtiendo en un desierto y no
podemos permitir que esto suceda; debemos activar nuestras fuerzas, y en grupo
como siempre actuamos, encomendarnos en aquel que nos asignó la tierra
“Dios”, con su ayuda, nuestra acción y oraciones podemos hacer de
Venezuela y el Mundo que se conviertan de desierto en el paraíso prometido
desde hace muchísimo tiempo; como ya sabemos, ya no tenemos alas, pero las
podemos recuperar, luchando, ayudando y orando por aquellos que lo necesitan; y
cuando culminemos aquí en la tierra la misión que Dios nos ha encomendado, nos
llamara de nuevo para devolvernos nuestras alas y así te darás cuenta que si en
tu corazón prevalece el amor y no la maldad, todo lo que te puedas imaginar es
verdad.